Desde los inicios del siglo XXI se ha agudizado la sensibilidad social hacia las temáticas y los proyectos que tengan que ver con la ecología y la sostenibilidad. Son dos conceptos muy ligados ya que el segundo es la herramienta para lograr un equilibrio entre el entorno y la actividad humana.

De hecho, han aparecido nuevas corrientes académicas que denominan a nuestro periodo como “antropoceno” por el inmenso impacto del ser humano y sus sistemas económicos en el medio ambiente, siendo decisivos en el mismo bajo el manto conceptual del “cambio climático”.

Más allá de los movimientos sociales y políticos surgidos ante esta demanda, la sostenibilidad se ha convertido en una de las prioridades de la agenda política nacional, europea y mundial.

Esta tendencia se concreta en los llamados “Objetivos de desarrollo sostenible” amparados por la ONU, ello es un incentivo para el cambio y para romper resistencias políticas, empresariales o industriales.

Estos ODS relacionan los diferentes objetivos con las medidas necesarias, además, todos ellos están interrelacionados ya que subyace una visión holística de la sociedad y su interacción con el medio ambiente.

Este escenario abre una gran ventana de oportunidad para aquellos actores empresariales para situarse como líder en sus sectores bajo el mainstream de los ODS. Oportunidad que pasa por activar una serie de acciones que lo sitúan como referente de la sostenibilidad en sus mercados.